EL DÍA ANTES DE CUMPLIR 24 AÑOS, ESTANDO SOLTERA Y DESEMPLEADA, DECIDÍ CAMBIAR MI TRADICIONAL SISTEMA DE CATARSIS. YA NO ERA SUFICIENTE LA PSICÓLOGA Y LOS FECAS CON AMIGAS. HABÍA QUE DAR UN PASO MÁS Y EL BLOG SE CONVIRTIÓ EN UN TRIUNFO: DESPUÉS DE MESES (AÑOS?!) DE ESTAR TENTADA, ME ANIMÉ A ENTRAR AL MUNDO. FUE ANIMARME A COMPARTIRLES A TODOS, A PARTIR DE ESTA VENTANA, UN POQUITO DE LA LOCURA DE MI SER. PORQUE, NO VAMOS A NEGARLO, SOY UNA LOCA TOTAL. LOCA LINDA IGUAL ¿EH?, DE LAS QUE DAN GANAS DE QUERER. PERO INDUDABLEMENTE NEURÓTICA.
EL ESPANTO DE SEGUIR CUMPLIENDO AÑOS SE POTENCIA POR LA FALTA DE PAREJA Y EL DESAFÍO DE CONVERTIRME EN UNA VERDADERA MUJER MODERNA: ESTUDIAR, PRODUCIR, TRABAJAR, SALIR, SATISFACER LA MIRADA DEL MUNDO, BRILLAR, DISFRUTAR, ADELGAZAR Y OTROS TANTOS MILES DE VERBOS QUE SE ACUMULAN EN LA LISTITA DE "DEBER SER" GUARDADA EN LA CARTERA.
HOY DECIDO LIBERAR UN POCO DEL CAOS DE MI SER A PARTIR DE LAS PALABRAS PARA VER SI, QUIZÁS ASÍ, DECRECEN LOS NIVELES DE HISTÉRIA Y NEURÓSIS

... Y SI NO FUNCIONA, AL MENOS NOS REÍMOS UN RATO!!!!!

domingo, 13 de febrero de 2011

Incendiada

El viernes pasado salí de capital a las cinco de la tarde. Mi horario en ACNUR es hasta las 17.30 pero estaba agotada y con ganas de llegar temprano a casa que me escape antes. Me falto prever un detalle (mínimo, simple, minúsculo detalle): que vivo en argentina. Eso implica asumir que nuestros políticos son corruptos, el salír a la calle y volver sin billetera porque alguien te la afano, inflación que aumenta a la velocidad de la luz y.. piquetes.
Así es. La gente sale a protestar y asume que es válido cortar una calle. Como si fuéramos todos responsables de mantener las injusticias salariales, se decide que es justo romper los quinotos a todo el resto de la población. Ojo, es un tema apasionante que puede llevar a un debate de mil horas pero no viene al caso porque lo central no es la gran desigualdad económica, las falencias en el sistema laboral y los atropellos al trabajador... no, lo verdaderamente importante era: mi agobio. (¿hay un temita de ego dicen uds?!)
El tráfico era un infierno y mi autito no tiene aire acondicionado. Yo iba cual beduino en el desierto de Sahara deshidratándome y transpirando la poca reserva de agua que tenía mi cuerpo. Me derretía del calor. Era imposible avanzar y el auto iba tan pero tan despacio que de repente me dí cuenta que una tortuga iba por la vereda mucho más rápido que yo. Era insoportable. Después de dos horas, siendo ya casi las 7 de la tarde llegue al origen de tanto tráfico: eran menos de 100 empleados de aeroparque que habían inhabilitado todos los carriles menos uno que dejaban para que pasemos los mil millones de autos que salen de capital un viernes en hora pico.
No pueden entender la furia que me dio. Me incendié.
Yo, que me jacto de trabajar ayudando al necesitado, que defiendo a los derechos humanos, que creo firmemente en igualar las oportunidades de los excluidos y defender los derechos de los trabajadores, que bramo por la justicia social... quería matarlos a todos.
De verdad. Quería matarlos.
Por unos minutos (largos, largos minutos) considere seriamente la posibilidad de no respetar el embudo que estaba organizando la policía en pos de ordenar el tráfico hacia el único carril habilitado. Se me ocurrió que quizás, solo quizás, yo podía seguir derecho y no frenar. La gente iba a tener que inevitablemente moverse si no querían morir estrolados contra mi autito rojo. Sería una especie de retroceso a la infancia, como si me hubiera agarrado unas ganas incontrolables de jugar a los bolos con toda esa gente y lanzarlos por los aires. Hacer un verdadero "strike" para disolver el piquete. Strike al strike.
En fin, por suerte y de milagro contuve esa llama de odio interna y no choque a nadie. Hubiera sido de lo más engorroso terminar en la cárcel de por vida y cargar con la culpa de haber aniquilado a un par de trabajadores enojados solo porque tenía muchas pero muchas ganas de llegar a casa a la pileta. Los piqueteros se salvaron y yo me dí cuenta que había algo que no estaba funcionando en cómo estaba viviendo. A ver.. pensar “¿qué puede llevarnos a liberar pulsiones asesinas?” es algo que no nos pasa todos los días.
Demos gracias a Dios que tomé conciencia de mi ansiedad. Decidí que la situación era insostenible y que había que tomar cartas en el asunto. Yo no podía seguir en ese estado de inestabilidad.
Una cosa es no poder disfrutar relajarme en un campo divino por estar obsesionada con la llegada de un mensaje del sr. X.
Otra cosa es no poder parar de comer y sin darme cuenta darme unos atracones de comida a cualquier hora.
Pero otra cosa muy distinta es liberar las fantasías de asesinato masivo a causa de estar agobiada de calor un viernes a la tarde!!!!
No señor, mi ansiedad y cansancio había llegado a niveles intolerables.
Sentí que tanta ira era un fuego que me quemaba el estomago y si no buscaba cómo apagarlo, iba a terminar quemando a todo aquel que estuviera cerca mío. Y quemaduras feitas, de esas que lastiman..! (Ahora que lo pienso me percato que no tengo idea cual es más grave: las de 1er grado, las de 3er grado? ¿Cuántos grados de quemaduras hay? mmm google tendrá que asesorarme porque claramente me falta conocimiento en el temita fuego)

Decidí que al día siguiente me iba a un retiro. Iba a ir al GEDEC (Gran encuentro de catequistas)
Sí señores, era lo único que me quedaba: retirarme, cerrar la boca, apagar la mente y ponerme a rezar. Necesito paz y amor. A montones.
Esa noche no salí, me acosté tempranito y el sábado a las 6 am me desperté lista para embarcarme a un viaje de reflexión y maduración y…duró poco el entusiasmo. Sorpresa: había un mensaje del Sr. X en el celular. A las 4.30 am se había acordado que yo existía. Cada célula de mi cuerpo quería agarrar el auto y manejar a capital a encontrarme con él. Sabiendo que eso significaba inevitablemente acumular multas a montones (malditas cámaras de fotos que controlan la velocidad máxima!!! nota al pie: creo que ya tengo más de 15 multas!!) pude detenerme a pensar y tomar conciencia de que no me había invitado a ningún lado. Un simple "mula" a las 4.30 que probablemente sea el resultado de altos niveles de alcohol en sangre no es ni a kilómetros sinónimo de "venite a mi casa que quiero verte y que te quedes a dormir y pasemos el sábado juntos". Claro que no. Controlé la llama interna y frené.
Respiré. En un sorprendente acto de madurez me pegué al plan original: Vamos al retiro a serenarnos.

Llegué a Lujan a las 8. El panorama era difícil: hordas de gente haciendo fila para inscribirse. A pesar de lo temprano que era, el sol estaba en su gloria y hacia un calor de locos. Malhumor. Obviamente, cuando una esta chinchuda todo le viene mal así que las primeras dos horas me la pasé criticando todo. TODO. Que la fila, que el lugar, que el cuarto, que la gente, que la organización, que la coordinadora, que mi grupo, que la vieja de aros feos, que cualquiercosaquesemecruceporlacabezaestamalyesdignadecritica. Así de simple.
Creo que mi capacidad para encontrar defectos parecía el poder de una superheroína. La intolerancia era llamativa. La impaciencia era descomunal. Emanaba ansiedad. Básicamente..me quemaba la angustia.
Después de la inscripción, presentación en grupos, y detalles de llegada partimos todos a la capilla. Empezó el retiro. Se largó el GEDEC y ¿adivinen qué? Era un “retiro de fuego”.
Esa fue la consigna. Ese era el “motivo”.
El slogan era “reavivemos el fuego de nuestras familias”. Buscaban reavivar el fuego de cada uno de los que participaban en el retiro. A partir de encender el fuego del amor en nuestro corazón vamos a ser capaces de transmitir la llama y encender otros corazones. La idea era poner en común nuestras llamas y contemplar como el fuego de Dios arde en nuestras vidas cotidianas, dando luz y calor.. dando sentido a todo lo que hacemos.

Cagamos, pensé yo. Vine a apagar tanta llama y acá me mandan a encenderme. No tienen idea del peligro que significa eso.. Puedo generar un incendio y destruir todo y a todos!!!!!
Claro… evidentemente el retiro apuntaba a prender otro fuego. Uno que quema y destruye lo insano, lo egoísta, los obstáculos. Que sea un fuego que purifique y que ilumine las oscuridades. Que de calor al frio de la soledad. Que sea luz. Que sea pasión. Que sea vida.

En fin.. Cuando uno está muy mal con la vida y le dan mucha luz el resultado es ver cosas que antes estaban escondidas. La sombra se ilumina y queda en evidencia… y a veces ver mucho, duele.

Diez minutos en la capilla fueron suficientes para que yo abriera la canilla y empezara a llorar. La charlista que nos hablaba no había ni terminado de decir la introducción y yo ya estaba con la remera empapada de tantas lagrimas.
Lloré, lloré y lloré. Y después, lloré un poco más. Y al final.. seguí llorando otro poco.
Lloré por el cáncer de los que quiero, lloré por mis fracasos amorosos, lloré por las ilusiones frustradas, lloré por que las cosas no salen como quiero, lloré porque mi familia no es perfecta, lloré por la injusticia, lloré por mi egoísmo, lloré por mis miedos.
Lloré porque tengo ganas de arder de amor pero no me sale.

Creo que pasaron 15 horas en donde no hice nada más que desahogarme. (De verdad, estoy considerando contratar algún inventor para que busquemos algo productivo para hacer con tanta lágrima porque es un desperdicio de humedad in-so-por-ta-ble)

La cosa es que de a poco me fui calmando. Desahogo le dicen.

Para los que no fueron nunca a un retiro espiritual les resumo un poco en que consiste: Primero, estas en una casa de retiros en donde te quedas a dormir. Hay casas con cuartos para 1, para 2, para 4 o 6 personas. Esta vez me tocó cuarto de a dos (Yo compartía el cuarto con una señora de Baradero que la conozco porque era donde me fui a misionar mil veces asi que buena onda). Segundo, te despiertan bien temprano y básicamente todo el día te la pasas entre el comedor y la capilla: comes, rezas, comes, rezas, comes rezas. Conclusión volví con 2kg de más y una entrada directa al cielo por la cantidad de horas que pase arrodillada enfrente al altar. Tercero, por lo general tenes algún charlista que comparte su experiencia y después hay espacio para pensar/meditar preguntas que tienen que ver con el tema charlado. Y, cuarto, después de reflexionar solo pasas a tener espacio para compartir con tu grupo eso que pensaste. Así es: abrís el alma enfrente de todos desconocidos que hacen exactamente lo mismo.
Y todos lloramos. Y nos abrazamos. Y termina el retiro y todos repetimos a los gritos frases ridículas tipo “que no se corte” que obviamente nunca se cumplen. Pero es parte del retiro…es inevitable y le da un toque especial. Es como la cereza del postre! (Dios mio que frase ridicula..!Ahora dudo.. ¿es cereza o frutilla?)
Vuelvo.
Este retiro de fuego empezó con la terrible frustración de descubrir que a mi edad todavía no tengo la más puta idea de que es lo que enciende y da sentido a mi vida.

24 años al pedo.

No sé todavía que es exactamente lo que me gusta, lo que apasiona. ¡Malísimo sentirme tan pero tan mala alumna porque no tengo ninguna respuesta! Porque, ojo, lo que yo sí sé perfectamente es lo que tengo que hacer.. ¿No cuenta eso?¿No sirve tener una listita de cosas para hacer antes de los 25?

Tengo que admitir que fue movilizante eso de meterme para adentro y tratar de callar la mente. ¡¡¡es tremendo lo mucho que cuesta hacer callar a las miles de claricientas que se pelean por mandar!!! Mi faceta esquizofrénica fue la protagonista del retiro. Tener que conectarme con el fuego interior era un verdadero desafío porque, aunque suene triste, me sentía más cerca de un carbón oscuro y sucio que de una llama vigorosa. Por alguna razón me tocó replantearme el tema del fuego este mes y sé que fue bueno. ¿Quién hubiera dicho que el intento frustrado de asesinar a cientos de trabajadores de aeroparque iba a terminar siendo la puerta para reflexionar que quiero que encienda el fuego del Espíritu Santo en mi vida? Dios me maravilla
4 días después volví a la rutina. Trabajo, Fleni, electrodos y listita de cosas para hacer plastificada y con brillitos. Que se le va a hacer… una sigue siendo una por más quemaduras de 3er grado que tenga. Voy a intentar ser paciente para darle tiempo al cambio. Prender fuegos siempre lleva su tiempo ¿no?

Mientras tanto escribo, salgo a correr para descargar, como gelatina light para calmar la ansiedad, me consigo algún saliente para distraerme y de vez en cuando, lloro un poco.

Y si nada funciona, me conformaré con hacer un buen asado y al menos prender el fuego de la parrilla de casa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario